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TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO

Antes que yo pueda indicarle nada, tengo que saber mucho sobre usted. Le ruego, por tanto, que me cuente lo que usted sepa de sí mismo. S. Freud. La iniciación del tratamiento. (1913)

El psicoanálisis no es una terapia convencional, no busca dar consejos ni soluciones rápidas. Es un espacio de palabra y escucha, donde cada sujeto puede descubrir la causa de su malestar y encontrar nuevas maneras de vivir y de relacionarse con él mismo y con los demás.

 

¿Cómo funciona el tratamiento psicoanalítico?

El tratamiento psicoanalítico se basa en la palabra y en una escucha que va más allá de lo evidente. No se trata de hablar sin más, sino de llegar a conocer las causas de aquello que no funciona, que nos impide avanzar, que nos provoca malestar e insatisfacción. Conocer lo que es estructural del propio sujeto  y no quedarse en los aspectos meramente observables, como la conducta, las emociones, los síntomas.

La Asociación Libre: Hablar sin censura.


El analista invita a hablar sin filtro ni censura, permitiendo que emerjan pensamientos, recuerdos y asociaciones inesperadas. Esto posibilita que el sujeto descubra aquello que se inscribe en sus síntomas, sueños o actos fallidos.

La Atención flotante es una escucha sin prejuicios. El psicoanalista escucha más allá de las palabras. No interpreta de forma inmediata ni aplica fórmulas preestablecidas, sino que deja surgir los significantes y su relación con el inconsciente en el discurso del analizante.

La Regla de la Abstinencia: No reforzar el síntoma.


El analista no le dice al analizante que hacer ni satisface sus demandas. Esto evita que el sujeto encuentre una solución rápida y goce de su propio síntoma. En lugar de eso, el análisis permite cuestionar esas demandas y abrir nuevas posibilidades.

La práctica psicoanalítica permite hacerse una pregunta sobre sí mismo que va más allá de buscar una solución rápida al síntoma. El tratamiento no trata solo de aliviar un malestar, sino de descubrir qué lugar tiene el síntoma para cada sujeto y qué puede hacer con él.



Condúzcase como un viajero que va junto a la ventanilla del vagón y describe a sus compañeros, como el paisaje va cambiando antes sus ojos. Por último, no olvide usted nunca que ha prometido ser absolutamente sincero y no calle nunca algo porque le resulte desagradable comunicarlo. S. Freud 

¡Gracias por tu mensaje!

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